"A esta altura, ¿Quién no tiene culpa? ¿Quién puede vivir, en este país, en este mundo, en este tiempo, de acuerdo a sus principios, a sus normas, a su moral, cuando en realidad son otros quienes dictan los principios, la moral y las normas? Además, esos otros no consultan a nadie. Todos estamos mezclados con todos. Nadie es químicamente puro. El marxista trabaja, por ejemplo, en un banco. El católico fornica sin pensar en la sagrada reproducción de la especie, o haciendo lo posible por evitarla. El vegetariano convicto come resignadamente su churrasco. El anarquista recibe un sueldo del Estado. ¿Quién puede vivir las veinticuatro horas del día, en un todo de acuerdo con su Dios, su conciencia, su fanatismo o su credo? Nobody. Descartada entonces la pureza. [...] Algo así como el Pecado Original, que a todos nos da sombra. Según decía el cura de Punta Carreta, a partir de Adán todos estamos viciados de nulidad, todos somos pecadores aunque no pequemos, porque el viejito Adán se mandó una caída tan estrepitosa y pecó con tantas ganas, que desde entonces todos sus hijos, nietos, biznietos, tataranietos, choznos y etcéteras, no hacemos otra cosa que pagar aquella enorme deuda en cómodas cuotas mensuales. Quizá no lo decía exactamente así."
Mario Benedetti . (Gracias por el fuego)
miércoles, 14 de octubre de 2009
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