
"Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada.
-¿Es por los trapecistas? ¿Tenía sganas de verlos?
Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír."
Esa boca. Mario Benedetti